Saturday, December 18, 2004

Historias que contar

Me quedé contemplando el paisaje,
sentado en una imágen gastada,
esperando a que algo pasara.

Conté los días y las noches,
hablé con todos mis muertos,
compré un suspiro y una historia,
soñé que estaba contento.

Cubrí mi cuerpo con hilo
y entré sediento a tu templo.
Pusiste mi ansia en un frasco
y mojaste mis labios desiertos.

Cuando volteé tu dedo jugaba en mi vientre,
tu imágen golpeaba mi frente.
Sentí frío, miré mis manos;
el metal se aferraba trazando una línea de gotas
que se deslizaban manchando tus pies.

No me moví, respiré el perfume,
paladeé el sabor pero no pude abrir mis ojos.
Una voz me guiaba, otra me extraviaba,
al final comprendí que eran la misma.

Grité sin emitir sonido, tu mirabas impacible,
cuando volví en mi sonreíste y sin más desapareciste...